Siempre se ha dicho que un indicador de estar enamorado, interesado, amando a otra persona, pasa por un indicador que es el querer estar cerca de la persona amada. Es un imán biológico que lógicamente no siempre se puede cumplir y que con el tiempo va encontrando su justo lugar. Pero no es menos cierto que mientras más joven la experiencia más se buscan y se construyen esas oportunidades. De igual forma se convierte en un termómetro para las parejas el reconocer que no estamos tan cerca aunque vivamos bajo un mismo techo o aunque estemos en una relación de cercanía física. Lo cercano o lo lejano que estemos afectivamente indican la calidad de una relación y los niveles de confort en la misma. Ello no obvia que es una realidad que se verifica, el que muchas parejas están juntas pero distantes. Para la gente que les conoce y que les ve tomados de la mano o compartiendo el día a día puede pasar inadvertido, pero la intimidad de esa pareja reconoce las debilidades que se están operando Es un fenómeno que tiene distintas implicaciones . Que puede afectar a uno de los dos o a los dos a un mismo tiempo y que en cada caso tendrá expresiones y tratamientos diferenciados. Reconocer este signo como una señal de alerta será de mucha importancia en el pronóstico de una relación. Es autoevaluable, es preguntarse a si mismo que tan cerca o lejano me siento o heteroevaluable que tan cerca o lejos te siento. Sentirse lejano no quiere decir que es una pareja en crisis de muerte, que esta terminando, que el amor se acabo. De principios diría que no necesariamente. Es tan solo una lucecita roja que prende y señala que hay un falso contacto, algo no esta caminando y llevarlo a un plano consciente permitirá por lo menos abordarlo, manejarlo o determinar si solos no pueden salir a flote y si requieren de ayuda profesional. Cuando las parejas hacen crisis, la cuales son normales entre los seres humanos y saben aprovecharlas pueden convertirlas en oportunidades para sacarle el mayor provecho para crecer y fortalecerse, se verifica el fenómeno de la paradoja: estamos cerca pero te siento lejos. Te siento lejos porque yo soy el que estoy en dudas o en problemas conmigo mismo, porque no tengo deseos ahora de comunicar lo que me pasa o por que la incertidumbre llega en este momento hasta el rincón de mis afectos, dudo hasta de si te quiero. A veces es el otro miembro de la pareja el que hace la crisis y el o la compañera es quien la percibe y se pregunta, que pasa que no siento la misma respuesta que antes a mis esfuerzos y acercamientos, que la vida afectiva esta tibia porque no me responden con la misma intensidad con que antes se hacía, Esta persona esta a mi lado, sigue a mi lado por lo que entiendo que quiere estar, pero la siento lejos. Estas son crisis existenciales, que a todos nos pasan, son confrontaciones con su propio yo, consigo mismo y pueden responder a cosas triviales o profundas , sencillas o complejas. De todos modos son crisis comunicacionales, que no se curan con que hablen. A veces esta es la crisis misma, no querer hablar, no tener deseos de hacerlo, no sentir que ello resuelva por entender que el problema no esta ubicado en esa esfera. Aquí juega un papel importante los terceros, los amigos y amigas, el otro, la otra, como ayuda, necesidad de un oído que me oiga, de un hombro que me apoye, una confianza para poder decirle solo quiero que me oigas o necesito tu consejo. De nuevo volvemos al tema de la importancia de la comunicación n en la vida de parejas, porque una conducta que se instala de manera rutinaria es la de los supuestos. Estos llegan en ocasiones a suplantar a la comunicación porque se entiende o sobreentiende que las reglas del juego fueron puestas y de alguna manera se considera que son inamovibles y no es cierto. La vida es dinámica, las personas maduran ,crecen, gestan nuevas expectativas en su desarrollo personal y el o la otra no necesariamente lo hace ni en el mismo tiempo ni en el mismo sentido y si la comunicación no se instala como base y si se entiende que estar uno al lado del otro es la garantía de la vida de pareja se corre el riesgo del fracaso. A veces no hablamos por no disentir, [por no discutir, por no evidenciar y todo lo contrario esa es la fuente de la dinámica de las parejas. La presencia física, el estar, es importante, el saber que estas es muy importante, pero ambas en su individualidad es insuficiente. El ejercicio de hablar es el puente que permite que se comuniquen los cuerpos, ellos pueden estar juntos, muy cercanos y no estar diciéndose nada o por el contrario perdiendo la oportunidad de decirse, amamantando una costumbre insana de considerar que el solo hecho de estar uno al lado del otro los acerca, cuando en realidad están juntos pero distantes.
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